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El visitante interestelar 3I/ATLAS sorprende al volverse verde

El cometa, de 11 kilómetros de ancho y origen interestelar, cambia de tonalidad a medida que se aproxima al Sol. Científicos debaten si el fenómeno se debe al cianuro o a compuestos químicos poco comunes.

17/09/2025 10:39 — Internacional
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El misterioso visitante interestelar 3I/ATLAS, detectado en julio mientras se acercaba a nuestro sistema solar a más de 210.000 km/h, continúa desconcertando a los astrónomos. Observaciones recientes muestran que el cometa, inicialmente rojizo, ha adquirido un brillante resplandor verde esmeralda a medida que se acerca al Sol, cuyo perihelio alcanzará el 29 de octubre.

El fenómeno fue documentado el 7 de septiembre bajo los cielos de Namibia por los astrofotógrafos Michael Jäger y Gerald Rhemann, durante el eclipse lunar. Lo previsible era el desarrollo de una cola más pronunciada, pero el cambio cromático tomó por sorpresa a la comunidad científica.

Hipótesis sobre el color verde

Entre las explicaciones posibles figura la liberación de compuestos raros desde el núcleo del cometa. Algunos especialistas apuntan al dicarbono, responsable en otros cometas de tonalidades esmeralda, aunque las observaciones espectroscópicas aún no lo confirman.

El astrónomo de Harvard Avi Loeb sostiene otra hipótesis: el aumento de cianuro y níquel sin hierro detectado en la coma del cometa explicaría el resplandor verdoso. Según datos del telescopio VLT y del proyecto ATLAS, la dispersión de luz crece a medida que el objeto se adentra en regiones más cálidas del sistema solar.

Una composición atípica

Los análisis del telescopio espacial Webb y del observatorio SPHEREx revelan que la coma de 3I/ATLAS está compuesta en un 87 % por dióxido de carbono, un 9 % de monóxido de carbono y apenas un 4 % de agua, proporciones muy distintas a las de los cometas del sistema solar.

Aún más enigmática es su órbita: está alineada con el plano eclíptico de los planetas, algo con una probabilidad estimada de apenas 0,2 %. En su trayectoria pasará relativamente cerca de Marte, Júpiter y Venus, lo que lo convierte en un objeto extraordinario dentro de la breve lista de visitantes interestelares, hasta ahora limitada a 1I/ʻOumuamua y 2I/Borisov.

Futuras observaciones

El cometa pronto desaparecerá de la vista terrestre al pasar detrás del Sol, pero volverá a ser visible hacia diciembre, cuando se sitúe a una distancia unas 700 veces mayor que la de la Luna. Los científicos esperan nuevas observaciones para confirmar el origen de su resplandor y desentrañar los secretos que aún guarda este viajero cósmico.

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