El presunto autor intelectual cayó en Lima tras un operativo internacional. Ya son nueve los detenidos por el crimen de Brenda, Morena y Lara, un caso que expuso la crueldad de las redes narco y estremeció a la sociedad argentina.
30/09/2025 23:23 — NacionalLa captura de Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, en una localidad al sur de Lima, volvió a poner en primer plano uno de los casos más brutales de los últimos años: el triple femicidio narco en Florencio Varela.
El hombre, señalado como autor intelectual de los asesinatos de Brenda del Castillo, Lara Gutiérrez y Morena Verdi, habría diseñado no solo la ejecución de las jóvenes sino también la transmisión en vivo de la masacre a través de redes sociales, un rasgo inédito y macabro que buscó dejar un mensaje de poder y terror.
La investigación reveló que “Pequeño J” encabezaba una red dedicada al narcomenudeo, con eje en la venta de tusi, una droga sintética que gana terreno en sectores juveniles. Reclutaba a adolescentes de 16 y 17 años con un perfil marcado por la estética del reggaetón y el hip hop, y las usaba como parte de su entorno social y del aparato narco.
El ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, lo definió como “un sádico” y “terriblemente cruel”. Según señaló, el acusado pretendía expandir su negocio al Bajo Flores y consolidarse en Florencio Varela, con vínculos estrechos con el narcotráfico peruano.
La detención fue posible gracias a un trabajo conjunto entre la Policía Bonaerense, la DDI y la Dirección Antidrogas de Perú. Tras un seguimiento telefónico, los agentes lo encontraron escondido en un camión de pescado mientras intentaba reunirse con su mano derecha, Matías Agustín Ozorio, en una plaza de Lima.
Con su arresto, ya son nueve los detenidos en la causa, que incluye a quienes cavaron la fosa, ocultaron los cuerpos y participaron de la logística criminal.
El triple femicidio generó una conmoción nacional. La brutalidad del caso y la frialdad con la que se transmitió en vivo expusieron no solo la violencia del narcotráfico, sino también su capacidad de captar a jóvenes vulnerables y convertirlos en víctimas y engranajes de su maquinaria.
La sociedad argentina sigue impactada por la magnitud del horror y reclama justicia. La caída de “Pequeño J” representa un paso importante, pero también evidencia que el fenómeno narco, con su mezcla de violencia, sometimiento y espectáculo macabro, sigue siendo una amenaza latente.