El juez con histórico sesgo K rechazó el pedido para que Diego Santilli encabece la boleta de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires. Una decisión que reaviva las sospechas sobre la parcialidad del Poder Judicial bonaerense.
08/10/2025 11:01 — NacionalEl juez federal con competencia electoral en la provincia de Buenos Aires, Alejo Ramos Padilla, volvió a dictar un fallo que beneficia al kirchnerismo y perjudica al oficialismo libertario. En esta oportunidad, rechazó el pedido para que Diego Santilli encabece la lista de La Libertad Avanza (LLA), en reemplazo de José Luis Espert, quien había renunciado tras su escandalosa vinculación con el empresario Fred Machado, recientemente extraditado a los Estados Unidos por narcotráfico.
Aunque aceptó la renuncia de Espert, Ramos Padilla invalidó el corrimiento propuesto por el Gobierno y consideró “inconstitucional” la aplicación del artículo 7 del decreto 171/19, lo que deja a Karina Vázquez (Karen Reichardt) al frente de la nómina, con Santilli relegado al segundo lugar y Gladys Humenuk en el tercero.
La decisión fue leída dentro del oficialismo como una maniobra judicial abiertamente funcional al kirchnerismo, que busca obstaculizar cualquier intento de reorganización del espacio libertario en la provincia más poblada del país.
Alejo Ramos Padilla no es un juez más. Hijo del histórico magistrado Alejo Ramos Padilla (padre), cercano al peronismo y al exjuez Eugenio Zaffaroni, el actual juez de La Plata consolidó su carrera en sintonía con el avance del kirchnerismo judicial.
Durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, cobró notoriedad al impulsar causas contra periodistas y fiscales críticos del poder —como la llamada “causa D’Alessio”, con la que intentó instalar el relato del lawfare— y participó activamente en foros y encuentros de perfil militante.
Su alineamiento con los intereses del kirchnerismo no es una novedad: Ramos Padilla ha sido orador en actividades políticas, panelista en espacios afines al peronismo y, según advierten varios juristas, utiliza el fuero electoral como campo de batalla partidaria.
El rechazo a la candidatura de Santilli no es un hecho aislado. Ramos Padilla acumula decisiones judiciales en las que aplicó una doble vara evidente: extrema severidad con los opositores al kirchnerismo y llamativa indulgencia con los dirigentes propios.
En este caso, el magistrado fue más allá de su competencia y se entrometió en la organización interna de una fuerza política, algo que la propia ley electoral le prohíbe. El fallo, carente de sustento jurídico sólido y lleno de consideraciones políticas, refuerza la percepción de que parte de la justicia bonaerense sigue operando como un apéndice del poder político provincial.
Con esta resolución, Ramos Padilla vuelve a confirmar su perfil militante. Lejos de garantizar la transparencia electoral, su despacho se comporta como una trinchera judicial al servicio del kirchnerismo, en una provincia donde la independencia de poderes parece ser, cada vez más, una ilusión.
El desplazamiento de Santilli no solo debilita a La Libertad Avanza en territorio bonaerense, sino que además expone la fragilidad institucional de un sistema judicial que sigue jugando al ritmo de la política.